Elecciones FNA
Resultados de las votaciones
Resultados de las votaciones
El pasado domingo 22 de abril
tuvieron lugar las votaciones para elegir a los miembros de la Asamblea General
de la FNA.
No fueron necesarias para elegir a los representantes de técnicos y de árbitros, ya que había el
mismo número de candidatos que de plazas a las que optar en cada estamento.
La votación para el estamento de
jugadores estuvo ajustadísima: los candidatos no elegidos que tuvieron más votos
estuvieron en 59-61, mientras que los candidatos elegidos con menos votos se
quedaron con 62-65.
Si tenemos en cuenta que unos y
otros pertenecían a bloques claramente diferenciados, resulta fácil comprender
que los resultados han estado tan ajustados como se esperaba.
La participación fue alta, pero no
tanto como hacía esperar la previsión de un desenlace tan apretado como
finalmente fue: votaron 128 de los 180 jugadores que tenían derecho a elegir
sus representantesm un 71%.
Aún más ajustada estuvo la votación de entidades deportivas, hasta el punto de que hubo un empate entre varias de las candidaturas que terminó siendo dirimido por sorteo.
Estamento de entidades deportivas
- San Juan
- Oberena
- Casino
- Runa
- Santa Ana
- Ardoy
- Peralta
- Orvina
- Amaiur
Estamento de jugadores
- Carlos Pérez
- Javier Pérez
- Daniel Lizarraga
- Ángel Agudo
- César Arrese-Igor
- Javier Lasa
- Rafael Ruiz
- Javier Zaro
- Rubén Marín
- Diego Ramírez
- Ivan Arriazu
- Eduardo Burguete
- Gorka Argandoña
- José Antonio Yeregui
- Adrián Leranoz
Estamentos de técnicos
- Jesús de la Villa
- Roi Reinaldo
- José Miguel Rox
Estamento de árbitros
- Santiago García
- Javier Yaben
- Javier Fernández
Valoraciones
La conformación de la Asamblea va a permitir un gobierno cabal durante los próximos cuatro años, alejado de aquellos tiempos no tan remotos en los que había quienes en lugar de dirigir la FNA se dedicaban a pelearse como escolares malcriados y a cerrar los ejercicios económicos con pérdidas.
Además, las Asambleas podrán volver a ser una herramienta útil de gobierno y de control de las acciones de la Junta Directiva, sin la presión de que haya quienes estén más pendientes de la aritmética que del buen gobierno.
Esto, sin embargo,tampoco debe ser motivo para que nadie piense que todo vale.
En primer lugar, por principios. Cuando uno se compromete a hacer algo, debe hacerlo bien. Suficientes chapuzas padecemos en otros ámbitos.
En segundo, porque el buen hacer es la única manera posible de alcanzar los objetivos. Haciendo bien las cosas hay ocasiones en las que se tuercen, pero pueden salir bien. Haciéndolas mal lo raro es que se logre ningún objetivo.
Y, por último, porque no hacerlas bien daría pábulo a las voces de quienes han usado la FNA -y planeaban hacerlo otra vez- como un medio con el que satisfacer sus aspiraciones personales, de club o políticas. Será difícil que ninguno de ellos quiera darse cuenta de que la FNA debe tener como único objeto la organización y promoción del ajedrez, no la de sus conveniencias ni la del ideario de nadie, pero convendría que al menos no les demos excusas para quejarse de que tan malo es Xan como Perillán.
Ahora queda lo más difícil: formar un equipo de trabajo. Un equipo de trabajo que no se limite a una lista de nombres de personas bienintencionadas, sino a un grupo de personas con disposición a trabajar en la medida de sus posibilidades, con las potestades de cada uno definidas y con la necesaria previsión organizativa para que ningún proyecto se paralice porque una persona en concreto no pueda impulsarlo en ese momento.
En el inicio de los proyectos todo el mundo se anima a prestarse a colaborar, pero a la hora de la verdad suele quedar muy poca gente dando el callo y, a la larga, se queman por la acumulación de trabajo (tienen que asumir mucho más del planificado inicialmente). Y eso en el mejor de los casos, cuando no hay ataques personales de por medio de gentes cuyos intereses no son ni mucho menos los que se supone que deben ser los de una federación deportiva.